En el libro se expone la visión capitalista de las empresas y cómo son las principales detentadoras del poder en la actualidad.
En mi contacto con esta nueva visión, se me hizo interesante la concepción del mundo globalizado; muy a la manera del libro Imperio, pero de la perspectiva única del “sucio dinero”. Mi experiencia con el tema fue muy grata ya me abrió un nuevo panorama. Hacer negocios divertidos no se me había ocurrido; supongo que es culpa de la preparación cuadrada que nos inculcaron, sobre todo a los abogados, a lo largo de la carrera.
La clave es la innovación, pensar e incluso crear necesidades en la población mundial, pero con un toque divertido que permita identificar, por lo menos a grupos bien establecidos con algo (aunque sea con una marca).
Esto de establecer una empresa que no se ocupe de todo (porque existen otras especializadas en los componentes), que se especialice, que simplifique y delegue el trabajo, me parece muy útil.
Los abogados somos demasiado formalistas y no me refiero solo a la manera de vestir, sino en la de actuar y pensar; repito, somos muy cuadrados. El funky bussines nos otorga la gran oportunidad de hacer cambios estructurales en nosotros mismos, de implementar e innovar, sea cual fuere nuestra rama escogida, e incluso, permite que analicemos si lo que hacemos es lo que verdaderamente disfrutamos. En lo personal, estoy convencida de que me gusta lo que hago, así que es cuestión de que piense cómo puedo hacer para florecer en ello.
El único inconveniente que veo en el tema es que en este mundo que gira y gira, no es fácil obtener uno de los elementos esenciales para poder ser creativos e innovar, que es el tiempo; esa invención tan humana y esclavizarte, que es la que detona todo.
Como indiqué en alguno de los blogs que subí en este espacio, necesitamos detener el mundo, aunque sea por un instante para poder pensar; pensar para innovar y obtener lo que uno quiera. Falta actitud para hacerlo, pero creo que sería bueno, por lo menos, el intento; si uno no lo hace, pierde la oportunidad de oro que otro seguramente aprovechará.
En mi contacto con esta nueva visión, se me hizo interesante la concepción del mundo globalizado; muy a la manera del libro Imperio, pero de la perspectiva única del “sucio dinero”. Mi experiencia con el tema fue muy grata ya me abrió un nuevo panorama. Hacer negocios divertidos no se me había ocurrido; supongo que es culpa de la preparación cuadrada que nos inculcaron, sobre todo a los abogados, a lo largo de la carrera.
La clave es la innovación, pensar e incluso crear necesidades en la población mundial, pero con un toque divertido que permita identificar, por lo menos a grupos bien establecidos con algo (aunque sea con una marca).
Esto de establecer una empresa que no se ocupe de todo (porque existen otras especializadas en los componentes), que se especialice, que simplifique y delegue el trabajo, me parece muy útil.
Los abogados somos demasiado formalistas y no me refiero solo a la manera de vestir, sino en la de actuar y pensar; repito, somos muy cuadrados. El funky bussines nos otorga la gran oportunidad de hacer cambios estructurales en nosotros mismos, de implementar e innovar, sea cual fuere nuestra rama escogida, e incluso, permite que analicemos si lo que hacemos es lo que verdaderamente disfrutamos. En lo personal, estoy convencida de que me gusta lo que hago, así que es cuestión de que piense cómo puedo hacer para florecer en ello.
El único inconveniente que veo en el tema es que en este mundo que gira y gira, no es fácil obtener uno de los elementos esenciales para poder ser creativos e innovar, que es el tiempo; esa invención tan humana y esclavizarte, que es la que detona todo.
Como indiqué en alguno de los blogs que subí en este espacio, necesitamos detener el mundo, aunque sea por un instante para poder pensar; pensar para innovar y obtener lo que uno quiera. Falta actitud para hacerlo, pero creo que sería bueno, por lo menos, el intento; si uno no lo hace, pierde la oportunidad de oro que otro seguramente aprovechará.
En todo caso y mientras paramos el mundo, podemos intentar divertirnos más con lo que hacemos, sea cual fuere el aspecto que se tenga que guardar hacia los demás (forma) y ver todo con otro color.
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