El accidente se inició el 20 de abril de 2010 y once fallecieron, un pozo petrolero que la compañía Transocean (propietaria de la plataforma petrolera) alquiló a la empresa British Pretroleum se hundió, lo que ha causado un inmenso derrame de petróleo en el Golfo de México.
En la primera fase del accidente, cada día se empezaron a derramar aproximadamente unos mil barriles de crudo y a la fecha, 18 de mayo de 2010 (casi un mes después), no se ha podido controlar la catástrofe. Ello evidentemente creará un desastre ecológico inmenso.
El día de hoy escuché en las noticias que miles de especies en peligro de extinción se han visto afectadas con el suceso, como las tortugas (animales prehistóricos que hasta nuestra grandiosa evolución, habían subsistido por milenos); incluso, ya se dio la orden de prohibición de la pesca en el Golfo de México.
Esto sin contar que el preciado líquido no es renovable y que cada día se pierde más de él, lo que afectará la economía global.
La nota me parece digna de comentarse, ya que estoy sorprendida de que, que a unos cuantos días del desastre, el 29 de abril de 2010, el presidente estadounidense Barack Obama, culpó a la petrolera británica del desastre (aunque ofreció su apoyo).
Para mí, eso no era ni es lo primordial; primero deberían ver qué hacen con el problema y luego le echan la culpa económica a otro (que seguramente ni siquiera podrá costear el tamaño del siniestro).
México, por su parte, ha monitoreado el desastre e implementado algunas medidas, pero no cuenta con recursos para ayudar realmente.
La nota me parece de tal relevancia y el problema de alcances tan indeseados e inesperados,(cuyas consecuencias serán más visibles a largo plazo), que creo que a estas alturas todo el orden mundial debería estar volcado a buscar estrategias que contribuyan a que se controle el suceso; pero tal parece que a los Estados Nacionales no les cae el veinte de que todos estamos en la misma canasta y que este desastre nos implica a todos como seres humanos. A ver si cuando les caiga el veinte, ni la posmodernidad nos alcance, ya que nos habremos extinto, pero bueno, ese será el precio de la transición.
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