Hoy 19 de abril de 2010, se dio a conocer por “El Universal” la ruda noticia de que en Tepito, por doce mil dólares (y nótese el tipo de moneda que se requiere), se puede obtener una base de datos de los ciudadanos del Distrito Federal, en relación al padrón electoral (nombres completos y domicilios), licencias de conducir y registro vehicular (marca, modelo y tipo de automóvil). Además, la base de datos se encuentra actualizada al 2009, nada mal verdad?
Con ese tipo de noticias no se puede más que tener pánico. Ahora se vende nuestra información confidencial y no es que no supiéramos que corría de una u otra manera, sino que ahora tenemos la certeza del tipo de datos al que cualquiera (con poder adquisitivo) puede acceder.
En nuestra era, la información se ha vuelto muy valiosa, ya que con ella se pueden hacer, desde estudios de mercadeo (para saber qué tipo de cosas se pueden vender a ciertos individuos), hasta extorciones, robos y secuestros.
Si a lo anterior le sumamos el Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Celular “RENAUT” (del que, por cierto, ya se concedieron suspensiones definitivas a favor de los concesionarios del servicio), a los que cumplimos con la disposición, pues entonces nos tienen totalmente expuestos.
El que se conozcan los datos personales de los individuos, lo único que acarrea es que nos sintamos vulnerables o más de lo que somos y ello trae como consecuencia la desconfianza en nuestras instituciones, en el Estado, que por más leyes que establezca para la defensa de dichos datos, no son suficientes ni funcionales. Es más, ahora resulta que en lugar de aprender a las personas que venden en Tepito la base de datos (con lo que, por lo menos frenarían un poco su flujo), los propios agentes policiacos compran la información.
Que confianza puede otorgar a los gobernados el que las personas que se suponen que deben velar por la seguridad pública, en lugar de restablecer el orden e intentar parar el flujo de los datos de los individuos, paguen el precio establecido? Pues ninguna.
Además, la base de datos contiene una descripción de los policías del país, que incluye el lugar de su adscripción, lo que evidentemente acarreará que el crimen organizado ya ni siquiera se de a la tarea de buscarlos para sobornarlos.
La bases de datos se da por filtraciones en las instituciones bancarias y gubernamentales de personas que laboran en ellas, por lo que además son muy precisas.
Les comparto que hace no mucho en un asunto que me tocó litigar, solicitamos girar oficios a la Secretaría de Transportes y Vialidad (SETRAVI) y me sorprendió que en sus archivos (que fueron remitidos en copia al juzgado en forma totalmente legal) se encuentran los domicilios, tipo de vehículo (modelo, tipo, color, placas), fotografías e incluso, en algunos casos, hasta los teléfonos de sus propietarios. Ahora imaginen que esos datos se encuentran expuestos y son entregados a cualquiera, total, como hacen los agentes policiacos, hasta se pueden juntar personas para que, con menos dinero compartan dicha información.
Lo de menos sería que los datos se utilizaran para vendernos cosas, pero así no funciona el país. Seguramente esos datos son utilizados, en muchas de las ocasiones, para fines delictivos e incluso políticos y de control social.
Creo que no tenemos más remedio que seguir sintiéndonos vulnerables, porque por cinco años de prisión de castigo que prevé la Ley Federal de Datos Personales, no creo que detenga mucho el flujo y menos con las instituciones que tenemos, que lejos de intentar proteger dichos datos, hasta contribuyen a la compra-venta de los mismos. Pero bueno, espero que por lo menos nuestras maravillosas autoridades hagan algún intento y propongan algún tipo de solución que aminore el problema (pero eso solo son buenos deseos).
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